La Revolución francesa fue un
conflicto social y político, con diversos periodos de violencia, que
convulsionó Francia y, por extensión de sus implicaciones, numerosas otras
naciones de Europa enfrentando a partidarios y opositores del sistema
denominado del Antiguo Régimen.
Causas de la Revolución Francesa:
En términos generales fueron varios los factores
que influyeron en la Revolución: a un régimen monárquico sucumbiendo a su
propia rigidez en un mundo cambiante se unió el surgimiento de una clase
burguesa que cobraba cada vez mayor relevancia económica y el descontento de
las clases más bajas, junto con la expansión de las nuevas ideas liberales que
surgieron en esta época y que se ubican bajo la firma.
De manera más detallada las causas puntuales de la
Revolución incluyen el auge de la burguesía, con un poder económico cada vez
más grande y fundamental en la economía de la época. El odio contra el
absolutismo monárquico se alimentaba con el resentimiento contra el sistema
feudal por parte de la emergente clase burguesa y de las clases populares.
Desde el punto de vista político, fueron
fundamentales ideas tales como las expuestas por Voltaire, Rousseau o
Montesquieu (como por ejemplo, los conceptos de libertad política, de
fraternidad y de igualdad, o de rechazo a una sociedad dividida, o las nuevas
teorías políticas sobre la separación de poderes del Estado). Todo ello fue
rompiendo el prestigio de las instituciones del Antiguo Régimen y ayudaron a su
derrumbe.
Desde el punto de vista económico, la inmanejable
deuda del estado fue exacerbada por un sistema de extrema desigualdad social y
de altos impuestos que los estamentos privilegiados, nobleza y clero, no tenían
obligación de pagar, pero que sí oprimía al resto de la sociedad.
Consecuencias de La Revolución Francesa:
Una de las consecuencias con mayor alcance
histórico de la revolución fue la declaración de los derechos del hombre y del
ciudadano. En su doble vertiente, moral (derechos naturales inalienables) y
política (condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos naturales e
individuales), condiciona la aparición de un nuevo modelo de Estado, el de los
ciudadanos, el Estado de Derecho, democrático y nacional. Aunque la primera vez
que se proclamaron solemnemente los derechos del hombre fue en los Estados
Unidos (Declaración de Derechos de Virginia en 1776 y Constitución de los
Estados Unidos en 1787), la revolución de los derechos humanos es un fenómeno
puramente europeo. Será la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano
francesa de 1789 la que sirva de base e inspiración a todas las declaraciones
tanto del siglo XIX como del siglo.
El distinto alcance de ambas declaraciones es debido tanto a cuestiones de forma como de fondo. La declaración francesa es indiferente a las circunstancias en que nace y añade a los derechos naturales, los derechos del ciudadano. Pero sobre todo, es un texto a temporal, único, separado del texto constitucional y, por tanto, con un carácter universal, a lo que hay que añadir la brevedad, claridad y sencillez del lenguaje. De ahí su trascendencia y éxito tanto en Francia como en Europa y el mundo occidental en su conjunto.
El distinto alcance de ambas declaraciones es debido tanto a cuestiones de forma como de fondo. La declaración francesa es indiferente a las circunstancias en que nace y añade a los derechos naturales, los derechos del ciudadano. Pero sobre todo, es un texto a temporal, único, separado del texto constitucional y, por tanto, con un carácter universal, a lo que hay que añadir la brevedad, claridad y sencillez del lenguaje. De ahí su trascendencia y éxito tanto en Francia como en Europa y el mundo occidental en su conjunto.